
Guadalupe, o “Lupe”, como la conocen sus amigos, ha recorrido un largo camino desde su primera infancia.
Lupe, que ahora tiene 27 años, fue abandonada de niña por su madre alcohólica en una situación de indigencia en El Salvador. Cuando tenía nueve años, los servicios sociales salvadoreños sacaron a Lupe del hogar por su seguridad. En los años siguientes, Lupe fue trasladada de un centro de protección gubernamental a otro.
Finalmente, a los 14 años, Lupe fue traída a vivir con un equipo de Orphan Helpers donde dice que conoció a Dios por primera vez.
“Nunca pensé que mi vida cambiaría mucho. Pero en esa casa de Orphan Helpers, experimenté la profunda gracia de Dios. Aprendí que él tenía un plan para mi vida y que podía ser diferente a lo que había sido hasta ese momento”, explica Lupe sobre el momento crucial de su vida.
A los 19, la relación de Lupe con su madre comenzó a sanarse y Lupe se mudó con su madre y su hermano. Con el apoyo de Orphan Helpers y su madre, Lupe se matriculó en la universidad. Parecía que su futuro se veía más brillante.
Sin embargo, un par de años después, Lupe experimentó otro duro e inesperado golpe. La madre de Lupe sufrió un derrame cerebral grave y ahora está completamente postrada en cama, sin poder hablar ni moverse.
Lupe estaba decidida a cuidar a su mamá mientras continuaba con sus estudios. Cada noche dormía al lado de su mamá en el hospital y cada día iba a la escuela tratando de concentrarse en su trabajo escolar. "Yo estaba agotada. A veces le rogaba a Dios que me dijera por qué me estaba pasando todo esto”, recuerda Lupe.
Lupe no se rindió. En cambio, trabajó aún más duro. Con el fin de mantenerse a sí misma y a su madre, comenzó su propio negocio de venta de pastelitos y tarjetas de felicitaciones, un negocio que continúa hasta el día de hoy.
A través del nuevo programa "Trabajo para el Éxito", Orphan Helpers pudo brindarle a Lupe una beca completa para su último año de universidad. Se graduó en diciembre de 2021 con una licenciatura en Administración de Empresas. Hoy trabaja como pasante en la misma agencia gubernamental de servicios sociales que velaba por su seguridad hace 18 años.
“Dios me ha demostrado su amor. En todo, no he estado sola. A pesar de todo, he podido seguir estudiando y enfocarme en mi futuro. Creo que puedo hacer grandes cosas, a pesar de las circunstancias extremas, a través de Aquel que me fortalece”, proclama Lupe.
Lupe declara que, hasta el día de hoy, el personal de Orphan Helpers son como los padres que nunca tuvo mientras crecía. “He experimentado una familia, no de sangre, que Dios me dio cuando necesitaba desesperadamente el amor y apoyo”, dice agradecidamente. “Agradezco a Orphan Helpers por estar siempre ahí para mí, y agradezco a Dios por ponerlos en mi vida. Sin Orphan Helpers y sus seguidores, no me graduaría de la universidad y no sería quien soy hoy”.